Una meta apropiada para los niños pequeños es la
de apoyar el desarrollo de la motivación intrínseca para
establecer la base para un desarrollo educativo óptimo.
La intervención no es generalmente necesaria si,
durante la vida del niño o niña, los adultos apoyan el
desarrollo de una fuerte motivación intrínseca. Sin
embargo, si la motivación intrínseca del niño es limitada
por muchas recompensas extrínsecas, entonces los
adultos pueden estar interfiriendo gravemente con el
desarrollo de la motivación en el niño.
El desarrollo de la motivación empieza siendo
intrínseca por naturaleza. No hay necesidad de
recompensar al niño por sus éxitos durante sus intentos
de ganar control del medio ambiente, porque la
evidencia del éxito es recompensa suficiente, y el niño o
niña se siente motivado por sus acciones. A medida que el niño o niña crece, y establece sus propios estándares,
el alcanzarlos es su recompensa.
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